
A menudo recibimos consultas con familias preocupadas porque sus bebés han sido diagnosticados como «bebé de alta demanda» y nos preguntan cómo es el sueño en bebés de alta demanda y si es posible mejorar su descanso por ser peques con un temperamento más complicado.
Desde hace unos años, parece que todos los bebés son de alta demanda. Es importante recordar que actualmente no existe una estadística oficial sobre la prevalencia de los bebés de alta demanda en España, ya que se trata de un término que aún no está reconocido como diagnóstico clínico y, por lo tanto, no se incluye en los registros de salud. Es una etiqueta que reciben las familias y que hace que no busquen solución para los problemas de sueño porque «es lo que nos ha tocado» o «nuestro bebé es así y no hay nada que hacer para que duerma mejor».
Nos gustaría compartir un caso muy especial de una familia con la que hemos hecho un plan de sueño que lo pasó muy mal por un diagnóstico precoz por parte de diferentes profesionales pediátricos: les aseguraron que tenían un bebé de alta demanda. En realidad, su peque tenía una gran falta de sueño.
Josuè, el papá de Jael, nos escribió un primer mensaje cuando su peque tenía 6 meses:
Jael es un niño de alta demanda. Duerme en ciclos de 45 minutos o 1 h y media (2 ciclos), dependiendo siempre del contacto con su madre o su padre. No ha dormido más de 10 minutos en una cuna ni más de 45 minutos solo en la cama sin contacto. Nuestros objetivos son que al menos haga 4 ciclos de sueño seguidos para sobrellevar las noches mejor.
Cuando empezamos a trabajar juntos para mejorar el sueño de Jael, la familia nos dijo:
Sinceramente, pensamos que no va a funcionar porque hemos probado herramientas y consejos de todo tipo y parece imposible dada la situación actual. Esperamos que sirva y pondremos todo nuestro empeño en solucionar la situación.
Cuando nació Jael, la única información sobre sueño del bebé que recibimos fue: «mientras duerma, si lleva 3 horas, despertadlo para que coma». Pensábamos que significaba que dormiría mucho, pero eso nunca pasó.
Durante los primeros meses, Jael dormía poco y comía mucho, tanto de día como de noche, y nos decían que era normal. Que mamá fuera a las revisiones del pediatra, e incluso pidiera consultas llorando porque Jael no dormía más de 45 minutos seguidos, solo sirvió para que, junto con los demás comportamientos (irritabilidad, llanto continuo durante el día, poco juego independiente, despertares continuos de noche, no se calmaba en brazos…) consideraran el conjunto como los síntomas de un bebé de «alta demanda».
Tras varias consultas con 2 pediatras y una enfermera pediátrica especializada en bebés y lactancia, ese diagnóstico lo dieron por la causa de todos los problemas.
A los 5 meses, tras la regresión del mes anterior, la cosa no mejoró: si estaba muy, muy cansado, el primer tramo de sueño podía llegar a una hora y media; el resto de la noche, media hora era su máximo, enganchado a una teta infinita o paseando en el pañuelo o la mochila de porteo con alguno de los dos, en paseos continuos, conseguíamos tres cuartos de hora de sueño seguido.
Durante este tiempo, Instagram, que todo lo oye, empezó a mostrarme perfiles de «sleep training» con los que intenté ponerme en contacto, con mucho escepticismo. En 3 ocasiones rechazaron el caso por tener un diagnóstico de alta demanda, no solo en España, sino con alguno internacional. Sin embargo, un centro pediátrico de Sevilla afirmaba que, por primera vez en España, Baby Sleep Solutions se atrevía con estos casos difíciles, y también con TDAH y TEA (autismo).
Contacté primero con Karen para la evaluación, quien decidió que fuera Amelia la encargada de un caso, en su opinión, tan complicado. Y nuestras esperanzas, para que engañarnos, eran muy bajas, incluso habiendo leído las opiniones, porque en ninguna se mencionaba la «alta demanda». Antes de empezar, le pregunté a Karen si había devolución del dinero si no funcionaba. Tras rellenar el cuestionario y un primer contacto con Amelia, empezamos mentalizados en que nos íbamos a enfrentar a un proceso largo, duro, tedioso y tal vez imposible.
La primera noche de la rutina del plan de sueño, después de la toma de pecho, Jael se quedó conmigo para leerle el cuento y que lo metiera en su cuna, en su habitación, por primera vez, y romper el patrón teta/sueño que tenía asumido. Y empezó a llorar. Amelia estaba al otro lado del teléfono (por chat) para ayudarnos y, siguiendo sus instrucciones, lo acompañé hasta que se durmió. Cuando se durmió, pensamos que no había sido tanto, pero que seguro que lo peor estaba por llegar. Dos horas y cuarto más tarde, se despertó y volví con él, pensando que ahí empezaba la verdadera fiesta. Cuando se volvió a dormir en menos de 15 minutos, no nos lo creíamos. La siguiente vez que lloró, se durmió solo, y así hasta la mañana siguiente.
La segunda noche, se despertó 2 veces en las que no necesitó ayuda para dormirse. Durmió 11 horas y 45 minutos. La tercera noche, durmió once horas y media con un solo despertar. Y así desde entonces. Durante tres o cuatro días, nos despertábamos de noche para mirar por la cámara si estaba bien, porque no se le oía en toda la noche.
Las siestas costaron más tiempo de dominar, fueron más difíciles para todos, pero también lo consiguió, con ayuda, entendiendo sus ventanas de sueño y con mucho seguimiento de Amelia, incluso más allá del plan inicial.
Ahora, cualquiera de los dos podemos acostar a nuestro hijo para que duerma y dormir nosotros. Y que sus días sean alegres, de juego, sonrisas y diversión en familia. Duerme noches de 11 a 12 horas, siestas de 1 a 2 horas, y es feliz y está contento, sin llanto de día. Es otro bebé. TODOS los síntomas de la alta demanda han desaparecido con el sueño adecuado.
Amelia, y Baby Sleep Solutions, han sido de gran ayuda. No solo tienes que seguir instrucciones a ciegas, sino que te explican contrastadamente el por qué de cada cosa.
La gran pregunta que todo el mundo hace: ¿lloró Jael? Sí, la primera noche, y alguna noche que ha habido más movida, estando nosotros con él y todas sus necesidades bien atendidas.
Pero la pregunta que nadie hace es: ¿cómo y cuánto lloraba Jael? ¿Cómo y cuánto llora ahora? Porque Jael pasaba entre 3 y 5 horas diarias llorando desesperadamente antes, sin poderlo consolar, porque no podía dormir, porque estaba siempre cansado, aunque estuviera en el pecho de mamá o colgado de mamá o papá mientras lo abrazábamos. No lloró ni una cuarta parte de ese tiempo, y solo la primera noche.
Ahora no llora (cuando tiene hambre, ha estado muy cansado o tiene el pañal sucio, y un par de minutos, como cualquier bebé); es un cambio radical. Ahora, él sabe que puede dormir solo en su cuna. Y en la cuna de casa de la abuela. Y en la cuna de viaje cuando nos vamos… porque ha aprendido a dormir o, mejor dicho, a que puede dormirse solo cuando se despierta.
Si lees esto con el escepticismo de pensar que estás igual y no hay solución, no lo dudes y pide ayuda, porque ayudarás a tu bebé y a tu familia.
Si necesitas ayuda para mejorar el sueño de tu peque o quieres que hagamos una valoración de vuestro caso, escríbenos. Juntos veremos cuál es la mejor manera de ayudarle a descansar mejor en el caso de que necesitéis nuestro acompañamiento.