
Cuando un bebé llega a la familia el ritmo de vida y los horarios cambian. Además de una inmensa felicidad, un bebé hace que los padres sueñen con volver a dormir durante 8 horas seguidas. Los padres afrontan meses, o incluso años, de privación de sueño. Es algo que puede durar hasta los seis años, pero no te preocupes, hay soluciones y cosas que puedes hacer para mejorar el descanso de toda la familia. La privación de sueño aguda es algo que no se debería normalizar.
Dormir menos horas y peor es algo a lo que se enfrentan la mayoría de padres.. Según los últimos datos de la Sociedad Española de Sueño (SES), los padres se ven privados de entre 400 y 700 horas de sueño al año por cada hijo. Algo que suele concentrarse en los primeros 4 meses de vida del bebé.
La privación de sueño aguda tiene efectos negativos para toda la familia
Dormir menos de seis horas por la noche durante mucho tiempo está considerado como una situación de privación aguda de sueño. Lo que se puede traducir a corto plazo en mal humor, pérdida de agudeza mental, disminución de la capacidad para resolver problemas o para entender a alguien en una conversación, agotamiento, falta de energía… A largo plazo, la falta de sueño en adultos puede conllevar problemas de salud más importantes y problemas en la relación.
El sueño del bebé
A partir de los 5-6 meses de vida el sistema circadiano que regula el sueño alcanza su madurez: el bebé pasa más tiempo despierto durante el día y el sueño nocturno se consolida. Dependiendo del caso, es mucho menos variable y se ven patrones mucho más definidos. Generalmente, con el inicio de la alimentación complementaria, es cuando se empieza a establecer un periodo largo de sueño nocturno, con lo que un bebé sano ya puede empezar a dormir durante muchas más horas seguidas de noche.
Entonces, si la teoría nos dice que los bebés y los niños pequeños duermen más que los adultos, ¿por qué los padres sufren niveles tan elevados de privación de sueño? ¿Hay algo que se pueda hacer para tener un equilibrio y descansar mejor? La respuesta es sí.
“El insomnio infantil es muy frecuente, afecta a 1 de cada 3 niños españoles. Pero una cosa es que sea muy frecuente y otra es que lo normalicemos”, apuntan desde la Sociedad Española de Sueño. Cuando un bebé o niño pequeño duerme poco y mal, su latencia del sueño es muy larga y su sueño es muy fragmentado de manera habitual, son señales claras de un problema de sueño.
El sueño, una prioridad
Priorizar el sueño de nuestros hijos debería estar muy arriba en la lista de cosas importantes, igual que la alimentación. Durante años se ha normalizado la falta de descanso, lo que ha llevado a que la importancia del sueño se haya dejado de lado. Estamos seguros de que alguna vez te han dicho “si eres madre/padre, prepárate para no dormir” o “aprovecha para dormir ahora, que cuando llegue el bebé…¡se acabó!”. La maternidad/paternidad no tiene porqué implicar una privación de sueño aguda durante años. El sueño se considera el tercer pilar de la salud, junto con la dieta y el ejercicio.
Entender cómo funciona el sueño del bebé, conocer sus necesidades de descanso a medida que crece y establecer unos buenos hábitos de sueño debe ser una de las prioridades. Sabemos que decirlo es fácil y ponerlo en práctica puede ser muy difícil cuando se tiene un bebé que parece no querer dormir.
Para tener noches reparadoras, hay que invertir tiempo en establecer hábitos, rutinas y horarios que favorezcan un buen descanso para toda la familia.
No todos los peques son iguales, algunos tienen mucha facilidad para dormir y a otros les cuesta más. No se trata de aplicar un método u otro. Hay muchas maneras de sentar unas buenas bases de descanso para no vivir agotados eternamente. El déficit de sueño y la supervivencia pueden llevar a intentar demasiadas cosas a la vez y tomar decisiones que pueden alejar el buen descanso familiar.
Cada familia vive una realidad completamente diferente, por lo que las soluciones a los problemas de sueño deberían ir acorde a esa realidad y a establecer unos hábitos de sueño que permitan tener un descanso saludable para toda la familia a largo plazo.
Algunos consejos para mejorar el descanso de toda la familia
- Sentar las bases para una buena higiene del sueño en bebés y niños: rutina clara que incluya un rato de lectura con mamá o papá, horarios regulares, respetar las siestas, tiempo de desconexión antes de dormir (sin pantallas y reduciendo estímulos), ambiente y entorno de sueño adecuados.
- Ser un equipo. Establecer unos buenos hábitos de sueño puede llevar tiempo y es importante que los integrantes de la familia estén en sintonía para lograrlo. El apoyo mutuo es fundamental si hay que iniciar un proceso de cambios.
- Priorizar el descanso de tu peque y también el tuyo. Para poder cuidar de un bebé o de un niño, también te tienes que cuidar a ti.
- Paciencia. Si vas a hacer cambios para mejorar el descanso de toda la familia, no significa que los problemas van a desaparecer de repente. Es un proceso que requiere tiempo, amor y dedicación.
Si necesitas ayuda para mejorar el sueño de tu peque o quieres que hagamos una valoración de vuestro caso, escríbenos. Juntos veremos cuál es la mejor manera de ayudarle a descansar mejor en el caso de que necesitéis nuestro acompañamiento.